lunes, 6 de junio de 2016

Carta de un hijo a todos los padres del mundo


·         No me des todo lo que te pido. A veces sólo pido para ver hasta cuánto puedo coger.

·         No me grites. Te respeto menos cuando lo haces y me enseñas a gritar a mí también.

·         No me des siempre órdenes. Si en vez de órdenes a veces me pidieras las cosas, yo lo haría más rápido y con más gusto.

·         Cumple las promesas. Si me prometes un premio, dámelo, pero también si es un castigo.

·         No me compares con nadie, especialmente con mi hermano o hermana. Si tú me haces lucir mejor que los demás, alguien va a sufrir; si me hacer lucir peor que los demás, seré yo quien sufra.

·         No cambies de opinión a menudo sobre lo que debo hacer. Decide y mantén la decisión.

·         Déjame valerme por mí mismo. Si tú haces todo por mí, yo nunca podré aprender.

·         No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que las diga yo por ti, aunque para sacarte de un apuro. Me haces sentir mal y perder la fe en lo que dices.

·         Cuando estés equivocado en algo, admítelo y crecerá la opinión que yo tengo de ti y me enseñarás a admitir mis equivocaciones también.

·         Trátame con la misma amabilidad y cordialidad con que tratas a tus amigos, ya que porque seamos familia, eso no quiere decir que no podamos ser amigos también.

·         No me digas que haga uno cosa que tú no la haces. Yo aprenderé y haré siempre lo que tú hagas aunque no lo digas. Pero nunca haré lo que tú digas y no hagas.

·         Cuando te cuente un problema mío no me digas: No tengo tiempo para bobadas, o eso no tiene importancia. Trata de comprenderme y ayudarme.

·         Y quiéreme, y dímelo. A mí gusta oírtelo decir, aunque tú no creas necesario decírmelo.

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